lunes, 13 de agosto de 2012

¡Al baile a Campo!


Hoy he vuelto a venir a mi pueblo. Está todo bonito, florido y verde. ¡Mi querido Fasgar, qué ganas tenía de verte!. Ya dejé mi Oviedo, que también me gusta mucho, porque, como dice el refrán: “no es donde se nace, sino donde se pace”. Lo dejo por tres meses. 

Ahora estoy en mi Fontanica. Cuando llegué manaba poco, pero ya fue mi vecino Ubaldo a hacerla manar. ¡Da gusto verla! Ahora en Julio ya viene la gente a pasar el verano. Se llena el pueblo de gente y, sobre todo, de niños. ¡Qué alegría, porque ya no se ven los pueblos envejecidos! 

El 25 de julio son las Fiestas de Santiago. Se hacen muy buenas fiestas. Viene mucha gente con tiendas de campaña. Hay una ermita a cinco kilómetros, en Campo de Martín Moro. Allí subíamos a misa y allí se hacían las fiestas en tiempos de mi niñez y juventud. Subían José el Lechero y Honesto el de Rosario con el carro y la pareja, con el pellejo del vino y el café de pote. ¡Qué rico! Y también iba la caramelera, la Pucha de Riello. Comíamos la merienda toda la familia junta. Se llevaban frisuelos, flores, tortillas… Jamón y chorizo poco, porque no había. ¡Pero había unión y alegría! Se corrían las cintas a caballo. No había muchos, pero primero corrían unos y luego otros. Uno de los que corrían me acuerdo que era de María la de Teófilo y Fabiana. Las mozas bordaban las cintas y los mozos corrían y trataban de sacar todas las que podían y luego la moza se lo ataba al brazo con mucho cariño. Después comenzaba el baile. El acordeonista tocaba y ¡A bailar toda la tarde! El músico era Ramiro, con el acordeón, o Tio Tino, y a la pandereta Nilia o Araminda. ¡Qué bien nos lo pasábamos! Ahora también, pero yo echo de menos la unión. El día de Santiaguín nos juntábamos las familias. Nosotros íbamos a casa de ellos y ellos a la nuestra a tomar café y comer mazapán. ¡Qué bien nos lo pasábamos!, como también lo pasan ahora. ¡Juventud divino tesoro! Yo les pediría que se lo pasaran bien en la vida, que es muy corta. Yo me estoy dando cuenta que la hay que aprovechar.

Ya se terminaron las fiestas. Estuvieron muy bien, gracias a Felix y Rosi. Yo les pediría a los jóvenes que ayudaran, y a la gente que viene de fuera que respetaran, que no rompieran las cosas ni tiraran vasos ni botellas. Hay contenedores y muchos lo tiran allí. ¡Pues hagámoslo todos, que es nuestro beneficio! No creo que en nuestras casas rompamos las cosas y tiremos los vasos por el medio. Es un favor que pido a todos los que vienen a las Fiestas de Fasgar.