Querida familia,
Ya están las Navidades a tiro de piedra y os quiero felicitar a todos. ¡Que haya paz y salud para todos! y esos que no tienen que comer, a ver si encuentran pronto trabajo, para que puedan pasar algo bien las Navidades como todo el mundo. Es lo que yo deseo para todos.
Mientras llegan estas fechas, aquí estoy preparando para asar las castañas y haciendo, como antes, las riestras de las cebollas, para hacer las morcillas.
Os deseo a todos un abrazo muy fuerte, sobre todo para toda mi familia, mis hijos, mis nietos y los que están arriba. Un beso muy fuerte y mama y papa, os mando unas castañinas para que las hagáis cocidas, que os gustaban mucho.
Marcelina. 24 de noviembre de 2014
Ya están las Navidades a tiro de piedra y os quiero felicitar a todos. ¡Que haya paz y salud para todos! y esos que no tienen que comer, a ver si encuentran pronto trabajo, para que puedan pasar algo bien las Navidades como todo el mundo. Es lo que yo deseo para todos.
Mientras llegan estas fechas, aquí estoy preparando para asar las castañas y haciendo, como antes, las riestras de las cebollas, para hacer las morcillas.
Os deseo a todos un abrazo muy fuerte, sobre todo para toda mi familia, mis hijos, mis nietos y los que están arriba. Un beso muy fuerte y mama y papa, os mando unas castañinas para que las hagáis cocidas, que os gustaban mucho.
Marcelina. 24 de noviembre de 2014
Estimada señora,
ResponderEliminarReciba mi mas cordial enhorabuena por el contenido de su entrañable Blog, con relatos tan cercanos a los que conocimos y vivimos en esos hermosos pueblos del Valle Gordo.
Soy de Vegapujín, nieto de Fernando Bardón y María García, hijo de Rosario Bardón y sobrino de mi tio Manolo Bardón el hijo menor de mis abuelos que se encargo de continuar la historia de la familia en Vegapujín.
Yo nací en el 1935 en Madrid, y con unos meses nos afincamos en Vegapujin para evitar males mayores a consecuencia de nuestra cruenta guerra civil.
Como Usted relata de una manera tan hermosa, también guardé las vacas mañias en la Cabaña de Vicicuende, y lleve a cabo todos los trabajos de labranza y pastoreo propios de esa hermosa tierra.
Las "circunstancias" como diría Ortega, me alejaron de Vegapujín a países centro europeos por espacio de veinte y cinco años, pero a la vuelta retorné a contemplar aquellos entrañables parajes, también el contaminado río donde pescábamos a mano las exquisitas trucha de lomo dorado, y disfrutar del agua fría del Pinganito.
Gracias Dª Marcelina por haberme permitido soñar de nuevo con una época de mi vida inolvidable.
Vivo en Carmona (Sevilla) desde donde le envío mis mejores deseos de salud y ganas de vivir.
Fernando Moreno Bardón